Con la llegada del calor y las ganas de celebrar, el Negro Sommelier propuso en su columna de Anexados un brindis de conocimiento: hablar sobre los vinos espumosos. Esos que, a diferencia de los vinos tranquilos, guardan en su interior pequeñas burbujas de dióxido de carbono, el alma del festejo, y una historia fascinante detrás de cada copa.
“Todo el mundo toma espumoso, pero pocos saben cómo se logra esa burbuja que nos alegra el paladar”, arrancó contando el Negro.
Y vaya si lo explicó: los espumosos se elaboran en dos etapas. Primero se obtiene un vino base, con acidez marcada y poco alcohol. Luego, mediante una segunda fermentación, se genera el gas que queda atrapado en el líquido, dando origen a la magia de las burbujas.

Champagne, cava, prosecco o espumante… ¿es todo lo mismo?
No. El Negro lo aclaró sin vueltas: “Champagne solo puede llamarse así el vino espumoso elaborado en la región de la Champagne, en Francia, con denominación de origen controlada. En Argentina, los llamamos espumosos o espumantes.”
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Mientras que en otras partes del mundo se conocen como cava (España) o prosecco (Italia), en nuestro país los espumosos se destacan por su calidad y frescura, elaborados principalmente con cepas Chardonnay y Pinot Noir.

Dos caminos para crear burbujas
El sommelier explicó los métodos más usados:
- Método Tradicional o Champenois: la segunda fermentación ocurre dentro de la botella, donde el vino pasa al menos seis meses en contacto con sus lías (levaduras muertas) que le aportan complejidad, aromas panificados y textura cremosa.
- Método Charmat: el proceso se realiza en tanques presurizados, lo que permite elaborar grandes volúmenes de manera más rápida y económica, sin perder calidad.
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“No es que uno sea peor que el otro”, aclaró, “pero el tiempo de crianza en botella da una complejidad distinta, un espumoso más elegante y persistente.”
¿Y las burbujas suben a la cabeza?
Entre risas, el Negro desmontó el mito: “El éxtasis está en el vino, no en la burbuja. Si te duele la cabeza, probablemente sea por los excesos o por el azúcar, no por el gas.”

Maridajes para disfrutar
Los espumosos son versátiles y combinan con casi todo:
- Brut o Extra Brut: ideales con pescados, mariscos, pastas o pollo.
- Dulces o Demi Sec: perfectos con postres como tiramisú o frutas.
“Una brusqueta, una tabla o un tiramisú con espumoso dulce… eso es un elixir”, cerró el Negro Sommlier entre anécdotas y risas.