En un diciembre que promete ser más caliente que el dólar, los movimientos en la Casa Rosada sacudieron el tablero político y dejaron una conclusión inesperada: el gran poder en el gobierno ahora tiene una sola letra, y no es la que muchos piensan. La “K” ya no es de Kirchner. Es de Karina Milei.
La salida de Guillermo Francos y la entrada de Manuel Adorni y Diego Santilli al gabinete marcan no solo un recambio de nombres, sino una consolidación de poder hacia la hermana del presidente. Karina, la figura silenciosa que pasó de estar en las sombras a mover los hilos más importantes del gobierno. Incluso más que Santiago Caputo, el asesor estrella que parecía intocable hasta hace poco.

¿Por qué estos cambios importan?
Porque, como señala Joaquín Aguirre en su análisis en Anexados, Adorni y Santilli no son simples reemplazos: son respuestas políticas. Adorni, vocero y ahora jefe de gabinete, impone un estilo directo, provocador y sin vueltas: cada tuit termina en un “Fin”. Y Santilli, alejado del macrismo y más cerca del “libertarismo pragmático”, tendrá que negociar con gobernadores y llevar la relación del Ejecutivo con el Congreso.
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Mientras tanto, Karina Milei va instalándose como figura decisiva: maneja la agenda, interviene en los equipos clave y –según rumores de pasillo– tiene una influencia emocional y estratégica sobre el presidente que nadie más comparte.

La tensión con Macri y el reacomodo del PRO
Otro dato: Mauricio Macri no está contento. El expresidente ve cómo Milei le corre el tablero, incorporando a figuras que ya no responden a su espacio y dibujando otra derecha que no lo tiene como protagonista. En Córdoba, su espacio pierde referentes, cooptados por La Libertad Avanza. Y en Buenos Aires, su regreso al poder parece más lejano.
El tablero está en movimiento. Los grandes recambios no solo reacomodan cargos, sino que redibujan el poder. Y si acaso hace falta una síntesis: el nuevo gobierno tiene un ADN que no termina de ser libertario, ni del PRO, ni clásico. Es un gobierno 3K: Karina. Caputo. Comunicación dura.
Y esto recién empieza.