El reclamo no se puede talar

Alrededor de 400 personas se movilizaron hace días atrás en la ciudad de Unquillo en contra del emprendimiento que se desarrollaría en la región conocida como el Montecito, declarada zona roja por la actual ley de bosques de la provincia de Córdoba.  

Dentro del descalabro en materia de políticas ambientales que sostienen las autoridades municipales y provinciales en la zona del corredor serrano, lo destacable es la entereza y tenacidad de cientos de vecinos y vecinas que se manifestaron en horario y día laboral a la vera de la ruta que une la ciudad de los artistas con la de Mendiolaza que hace meses exigen el freno del proyecto urbanístico de 270 hectáreas que se quiere instalar en la región de bosque nativo. 

Un reclamo que se sostiene a lo largo y ancho de las Sierras Chicas con las distintas problemáticas socioambientales  en las diversas localidades del departamento Colón. Ejemplos sobran de resistencia y lucha de las comunidades como en Casa Bamba para derribar un portal ilegal que una minera les impide el paso, pasando por Saldán para defender su Reserva Inchín ante el avance en la zona del desarrollo de los acueductos, el caso de los activistas del Chavascate que impiden mediante amparos legales y manifestaciones el avance de loteos para la región norte lindante a la Capilla Buffo, o el freno al proyecto de "excepción" al código urbanístico que pretendió votar el oficialismo en el concejo deliberante de Salsipuedes hace apenas días y que la voz de las y los vecinos presentes en el recinto los impidió.  

A pesar de no contar con grandes estructuras, ni apoyos grandilocuentes, esas voces disidentes se hacen sentir.  Los "ambientalistas extremos" es el mote elegido por los desarrollistas inmobiliarios o por las autoridades provinciales y municipales. Sin embargo, las personas que le ponen  el cuerpo, habitantes de sus regiones, reclaman ser escuchadas hasta por la justicia, que en el caso de Unquillo lleva cinco años de litigio legal ante el emplazamiento de 700 lotes en la zona. 

Ante centenares en las calles, el juez Leonardo Massimino evitó la manifestación y realizó la inspección ocular de espaldas a la gente, que entre otras cosas, determinará si esa parte de verde es considerada zona roja o no, algo que ya figura en la actual ley de bosques del territorio provincial.

Inundaciones. Sequias. Calentamiento global. Desarrollo inmobiliario para unos pocos. Progreso que le llaman otros. Y en el medio de esas problemáticas, nos queda una luz de la lucha colectiva de vecinas y vecinos nativos o recién llegados que alzan su voz para que se escuchen y retumben ante quien quiera oír, a pesar de las topadoras o los serruchos que pululan por la zona.