Sierras Chicas: ¡Vení a visitarnos! (pero con tu auto)

A pesar de las buenas intenciones de muchos y muchas, sin embargo algo quedó claro de la temporada de verano que se va terminando. Consciente o inconscientemente, el turismo de las Sierras chicas quedó circunscrito solo para aquellos /as “afortunados” que posean movilidad propia. 

Aunque se aplaude la labor de los funcionarios del rubro (y también algunos privados que colaboraron) para jugársela a agrandar esta fábrica sin chimenea, se “olvidaron” que la gente (y sobre todo de los sectores más populares) se tienen que trasladar en colectivo para disfrutar de los antiguos “castillos” en Villa Allende, del mentado “polo gastronómico” en Mendiolaza, de los museos en Unquillo o de los senderos y cascadas en Río Ceballos por nombrar algunos de los atractivos en estas tierras. Ni hablar de la tan mencionada conectividad con el Valle de Punilla a través del nuevo Camino del Cuadrado.

Con el objetivo de instalar la marca “Sierras Chicas, estamos cerca” se trabajó durante meses en forma conjunta con la Agencia Córdoba Turismo y las localidades del corredor para publicitar las bondades turísticas de nuestra región, apostando a que cada vez sean más las personas que nos visiten por primera vez, aunque es sabido que la mira principal era el turismo de cercanía con el ciudadano de Córdoba capital.  

Y a pesar que nos podemos referir a una temporada exitosa para varias localidades de las sierras chicas, hay detalles que se “olvidaron” si realmente quieren fortalecer el turismo en la región: el transporte urbano e interurbano de pasajeros en el departamento Colón. Desde fallas mínimas hasta gruesos errores a la hora de programar se cuentan entre los pecados de este alicaído sistema de transporte que desde la estocada de muerte que recibió en épocas de pandemia, no parece recuperarse. Y si bien algunas responsabilidades no le caben con el dedo acusador solo a los jefes municipales, tampoco sirve que la única excusa sea el “no tenemos la potestad” para exigir mejor servicio a los empresarios en cuanto  a la prestación del “bondi”. 

Y seguimos hablando del disfrute. Aunque ese goce (que en épocas flacas de la economía pareciera un privilegio en vez de un derecho) se derrumba a pedazos, cuando asistimos, sobre todo durante los fin de semanas, a las escasas frecuencias del servicio de transporte. ¿Cómo vamos a ir a las ferias o festivales o con cuánto tiempo de anticipación tenemos que programar nuestras salidas si los servicios están estipulados en el mejor de los casos cada una hora? 

¿Sabía querido lector o lectora que en el mismo departamento y en ciudades de cercanías de unos cuantos kilómetros no hay conectividad del trasporte público? Un verdadero despropósito. Si un habitante de Saldán, Villa Allende o Mendiolaza quiere trasladarse a Salsipuedes (a la vuelta de la esquina si uno compara otras distancias más considerables) debe tomarse (y abonar) dos colectivos. La misma situación podríamos graficar con La Granja, Agua de Oro u otra localidad.  

Y hay un detalle no menor.  ¿Qué ocurre con las y los laburantes que trabajan de noche? La mayoría de los servicios del transporte interurbano (y urbano también) de las localidades, su último servicio del día no supera las doce de la noche (¡¡si a las 24 hs!! Y algunos lo hacen a las 23:30 hs). Y con las primeras luces del día también aparece el primer servicio recién a las 6 de la mañana. 

Parece que la crisis no tiene fin. Que la pandemia (que muchos empresarios del sector toman de excusa mientras siguen recibiendo los subsidios de los distintos estamentos del Estado) vino a acelerar un proceso en proceso terminal, como si se tratara de un paciente en internación de cuidados intensivos.   

Aunque muchos no crean, todavía nos preguntamos por qué no se recuperaron las frecuencias y servicios pre pandemia en el corredor serrano y también, podríamos estirarlo al interior provincial. Y ojo, que esos servicios y frecuencias del pasado eran paupérrimas, aunque como un tonto consuelo, por lo menos estaban. Hoy brillan por su ausencia. 

Las y los vecinos están cansados y cansadas. La muestra la dieron los habitantes de Cabana en Unquillo por ejemplo, que exigieron al propio intendente unquilense mejorar y recuperar, en este caso, algunas frecuencias del urbano en el sector. 

El departamento Colón Ya es el segundo de la provincia. La explosión demográfica en los últimos años tiene que venir acompañada de la mejoría y excelencia de los servicios. Basta de chamuyos y slogan eleccionarios. Urge recuperar el trasporte interurbano de pasajeros, no solo para disfrutar de las bondades de nuestras sierras chicas al momento de las licencia por vacaciones o algunas escapaditas del fin de semana, sino también para poder ir a trabajar sin renegar.