Las emociones, en pausa

Butacas vacías. Luces apagadas. Reflectores que no alumbran a ningún personaje colorido. Las maderas de los escenarios no crujen como solían hacerlo allá por principios de marzo o en la época estival. Las tablas no marcan el camino de nadie, y no hay escenografía que permita imaginarnos un mundo mejor.

Risas, llantos, y emociones faltan en cada una y todas las salas de teatro de las Sierras Chicas. El vacío del ruido de los aplausos, cuando el telón de fondo va cayendo y culmina una función, es tremendo. Claro que no son los únicos, y la realidad se multiplica en todos los espacios escénicos del país. Las emociones están quietas, en pausa, esperando que alguien las encienda. 

La realidad de los teatros en las Sierras Chicas es compleja y cada uno de los espacios cuenta con particularidades. Pero tienen algo en común: están cerrados. 

"Dentro de lo que se puede la vamos llevando bien. Podemos sostener el espacio porque no pagamos el alquiler (gracias a un acuerdo con el Rotary). Entonces al no tener actividad, no estamos generando demasiados gastos, pero tampoco tenemos ingresos", cuenta Ricardo Ryser, uno de los integrantes del espacio El Mandarino de Villa Allende, que ni siquiera llegó a abrir la temporada teatral. Y continua: "Pero sabemos que para otros espacios que sí pagan el alquiler la realidad económica es muy dura. "

En cuanto al sostenimiento individual de los integrantes de El Mandarino el dramaturgo sostiene: "Todos nos dedicamos también a otras actividades o profesiones (él dicta clases en la UNC o en los colegios secundarios) y nos sostenemos con eso. Pero para muchos compañeros cuyo único ingreso es el teatro, la realidad es muy complicada". 

Con respecto a los subsidios nacionales, Ryser argumenta: "No estamos en el Instituto Nacional de Teatro. Por problemas de papeles (tienen en préstamo la sala) y no podemos acceder a esos subsidios específicos. Si pertenecemos a la red de teatristas de la región y por este medio se le pidió una ayuda al gobierno provincial y nacional y estamos a la espera de poder recibirlos". 

La situación es similar en La Beba Teatro de Río Ceballos: "No estamos pagando el alquiler porque los propietarios nos pueden aguantar. Lo que si no estamos pagando son los servicios porque no tenemos ingresos. Estamos complicados como todos pero la estamos llevando lo mejor que se puede", indica Nicolas Jara uno de los miembros del espacio, que además, brinda talleres de todas las actividades.

"El espacio no tiene empleados con sueldo fijo. Somos una asociación civil. Y los ingresos se reparten todos. Lo que sí está complicado es para los profes que dictaban talleres en el lugar. Que se la están rebuscando como pueden. Algunos dan clases virtuosamente. Y tratamos entre todos de ayudarnos.", asegura Jara. 

La Beba Teatro integra la red de salas independientes de teatro de Córdoba y están gestionando una ayuda a la provincia, y por otro lado, participar del fondo de desarrollo del Ministerio de Cultura de la Nación, que en casos de lograrlo, parte será destinado a los profesores que dictan los talleres en el espacio. 

La incertidumbre sobrevuela en toda la actividad de las artes. Algunos dicen que volvería recién en octubre o a fin de año. "El teatro es una actividad de netamente de encuentro" sostiene Ryser quien se niega a vivirlo en forma virtual como ya se empiezan a ver en las plataformas digitales, aunque reflexiona positivamente que el "teatro a lo largo de la humanidad, sobrevivió a todas las pandemias". 

Para las y los actores y actrices de la televisión o el cine el contexto es igual. Actividad parada y nadie se anima a aventurar una fecha exacta de la puesta en marcha de la incipiente industria cordobesa. 

Camila Murias es una reconocida actriz del circuito cordobés. Hace teatro, incursionó en varias miniseries cordobesas para televisión, y cuenta en su haber con un interesante bagaje cinematográfico. Muchas de sus cortos o largometrajes fueron realizadas en forma independiente o producidos en nuestra provincia. 

"La verdad es que está todo muy duro porque está todo muy parado. Y nos genera incertidumbre y miedo porque seríamos los últimos en volver a la actividad. Y sobretodo, porque por miedo o crisis económica, cuando pase todo esto, es muy difícil que nuestra actividad sea prioridad para la gente", narra Murias quien integra el duo teatral La Cucca y La Rossi. 

La protagonista de la ficción Los Hipócritas reseña una particularidad del cine como industria: "Entre los meses de marzo y mayo suelen ser épocas 'fuertes' para las producciones audiovisuales. Me agarró el parate justo en medio de trabajo de varias películas. Uno de ellos eran Los Inoportunos (proyecto en su mayoría con actrices y actores cordobeses)." Y Actualmente integra el proyecto de La mujer de vidrio que está en proceso de edición. 

Murias quien además forma parte de la sala La Nave escénica nos cuenta que para paliar las necesidades del sector, un grupo de actrices y actores e integrantes de espacios culturales activaron una cuenta en facebook "sala virtual" donde se realizan espectáculos a la gorra.

"Es una forma de reinventarse y reformularnos para volver a la actividad, aun sabiendo que la prioridad es la salud", concluye Camila Murias. 

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